viernes, 12 de febrero de 2010

Me pinché un dedo
cosiendo con la proa de un barco
los geranios ribeteados de espuma,
enmendando los jirones retorcidos del lecho.

Como el manto regalado en las bodas
a Tetis y a Peleo,
un trazo de bronce bordado
con un barco bordea la figura de un Teseo.
Teseo y Ariadna no se aman. Ariadna sí
pero a Teseo le chupa un huevo.
Es simple: A esperaba un X
T fue a hacer Y
A quiso que T fuera X
y Teseo usó a A para hacer Y,
y se fue, como quién sale de un supermercado.
Me siento en la vereda
y aunque no esté alterado
ni lleno de odio
me tomo el té de tilo
del cordón de la vereda
del agua de la lluvia.
Y miro el balcón
para ver si salís a buscar
la ropa que dejaste colgada
y que ahora se moja
sobre el agua de la lluvia
que no se olvida de
mojarte la ropa.