viernes, 28 de septiembre de 2012

estampita


se vuelan con el viento
las chapas, los años.
acá, con las caras tan sucias no
somos nadie. lo que se dice nadie.

no tenemos ni tiempo, ni vida
ni hambre, ni sueño, ni sueños.
ella, por ejemplo, solo es Marcela.
No tiene cuerpo, ni cuerpa, ni sexo ni sexa.
es joven y vieja, y todavía no escribe.
Pero yo la escribo.

cuando el barro cubre las rodillas
se pierde la noción del quién,
se ensucia y se camina.

el barro nos pone negros desde abajo,
y hay que ayudarlo con las manos
o tirarse al suelo.

llegan los camiones
cargados de bolsas
de cosas
que se pierden.

y yo le rezo a la estampita de Tuñón
para que se despierten
desde el suelo los dientes que fuimos arrojando
a nuestras espaldas,
para que de los dientes de estos que ahora somos
y que ahora mismo nos estamos deteriorando
surja una raza de nuevo hombres
con manos manchadas de barro
que serán limpiadas Contra trajes y corbatas. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

odín




polvo de tiza
ves,
acá arriba
el pecho lleno de polvo de tiza
parezco un hombre verde
un hombre claro
un hombre colorido
que juega
con colores en las manos





deconstruir
todos los dís
deconstruir

los dichos
el hambre
un sanguche
un mate



todo es ambiguo
salvo el disco de odín, que por eso se perdió

lunes, 10 de septiembre de 2012

un año










nos tropezamos con
la tele
y nos sentamos largo tiempo
a creer que podemos mover
las piezas de lugar, mover los días,
los cuerpos, el hambre.

estamos caídos en esa movida.

mirar el mundo hasta pulverizarlo haciendo nada.

entré a una casa que no se podía cambiar
queriendo cambiarla. no era cuestión
de pintura y cambiar los muebles de lugar.
y había un plasma ahí, que no cambiaba nada.

me sentí en la tierra
me senté en el hambre
y no tuve ni tierra ni hambre.

mirar el mundo hasta pulverizarlo haciendo nada.

“El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.”

mirar nada.

tocar el mundo hasta pulverizarlo.

“Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde”

tirar la granada.