la cantidad de mariposas
pegadas en el radiador no tiene nombre.
vuelan y se quedan ahí
pegadas en la fuerza
que hago al pasar,
como un cuadro de Donatello/Velasquez
deshaciéndose en la trompa del auto,
todo mirado de costado,
a 90 grados, primer plano,
en cámara lenta.
una nube enorme de mariposas verde claro
algo amarillas
que están ahí.
Sin culpa ni gloria.
El problema de los números
es que no tienen referente.
Decir cien mariposas amarillas verde claro
no es decir cuáles.
La mano de un leñador avanza,
su brazo, su cuerpo.
Un músculo usado para algo
y con eso el hacha
que se frena en la madera,
el rosario de intentos
y el músculo y el metal
pasando de lado a lado,
como el David dinamitado.
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