Su cuerpo parecía ya una B, o una b o un 6.
Dentro de su cuerpo habitaba un 9.
Estaba preñada. Estaba feliz.
Digo estaba. Porque ahora no lo se.
Es que ella, que era un 6 o una b,
Se transformó ahora en un 9 con bracitos.
La panza comenzó a crecer,
Y fue tan grande de pronto
Que empezó a atraparla, a quitármela.
La sobrepasó primero en masa y volumen,
en peso. Empezó a tener brazos,
y luego piernas. Y ella comenzó a llorar
luego a callar, luego a entender.
Se entregó sin esfuerzo a esa absorción.
Dócil, sutil, indefensa y apenas contenta.
Sin resignación. Contenta.
La otra de pronto tuvo rostro
Y cabeza, y tetas gigantes.
Era inmensa.
Y yo ahora vivo con ella
Y ella me mira, y aun no habla.
Balbucea, con sus 12 meses.
La otra, dentro de la panza me habla
Me dice que me ama.
Y ella, tan grande, me mira.
Quizás me quiera, pero no la entiendo
Es como un bebe gigantesco,
Monstruoso, hermoso.
Mi hija, la otra, y ella.
Cientos de kilos de belleza.
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