viernes, 5 de mayo de 2017

Según Wikipedia que dice que según
la real academia de la lengua española dice

el terror viene a ser una especie de miedo intenso
mientras que el horror viene a ser, o es,
un sentimiento intenso (quiero yo creer que negativo)
causado por algo espantoso.
El horror suele estar ligado a lo “paranormal”. Lo que está
en paralelo a lo normal, excediéndolo.

Y si busco la definición de espanto, cosa que hice y no encontré
en Wikipedia, vuelvo a toparme con sinónimos como terror, horror.

Después, la erudición literaria lleva a hallar el horror
en géneros literarios. El mecanismo de Correr la realidad para tapujonarla
con ficción. Cosa que para mí es como, usando un ejemplo burdo,
decir que el holocausto es como un género cinematográfico
que habla de un conflicto bélico y de campos de concentración.

Sentimos cosas que no se pueden nombrar, todo el mundo lo sabe
pero no es solo esa idea, tan nombrada ya de Pizarnik, diciendo
como una imposibilidad
“Explicar con palabras de este mundo que partió un barco de mí llevándome”

O de Olga Orozco preguntando
¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca?

Poetas han tratado de nombrar lo que acontece
o sucede
o explota en el ser cada vez que. Sentimientos internos
sensaciones difusas, no exteriorizables quizás con el lenguaje.

Si ellas no pudieron, tampoco yo, lo antes.
Si ellas no pudieron, tampoco yo
voy a poder nombrar lo que hay que tratar
de nombrar ahora.

Mencionar no es lo mismo que nombrar
el nombre tiene otra fuerza que no alcanzo.
Chicas muertas, chicas violadas, chicas quemadas
por su sus padres ayudados por sus madres,
por sus cuidadores, por el estado
por la indiferencia
por la sociedad
por el odio de clase
por el odio de género
por el odio de vida
por el odio a la individualidad
por el odio a la belleza

Enumerar mil nombres no es nombrar
describir el acto o la cuerpa muerta
que quedó después de eso,
con mayor o menor intensidad
violencia detallista naturalista no es nombrar,
hablar de una
hablar de cientos
hablar de cuarenta y una no es nombrar.

No merece ser nombrado eso. Aquello. Esto.
porque sucede ahí, acá y allá.
Pero hay que hacerlo. Hay que verlo. Hay que leer y horrorizarse
desde lo más profundo del vientre, sentir nauseas
sentir un espasmo innombrable en el estómago,
una sensación opresiva en el pecho
detrás de las costillas, un cambio de densidad
y de temperatura en la sangre que inyecta la vista
y el alma, una botella de vidrio y alcohol estallando dentro,
quemándonos. El barco que nos llega con su proa hiriente al pecho.
La boca que se espesa y enmudece.
Sentir ira, sentir pena y sentir odio. Aunque nada de esto sea bueno.

Porque no podemos hablar y decir que en el mundo hay algo
bueno si callamos todas estas manchas.

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